La escasez de leche de fórmula para bebés se ha sumado a los problemas de los padres estadounidenses, que ya se enfrentan a las presiones de criar a un bebé durante una pandemia en un país que ocupa el último lugar en cuanto a políticas favorables a la familia. Informes mediáticos cuentan que madres, padres y otros cuidadores han tenido que conducir horas para encontrar tiendas que vendan leche de fórmula.
¿Qué hay detrás de la escasez? ¿Y cómo se puede evitar que se repita? Steven Abrams, un destacado experto en salud pediátrica de la Universidad de Texas que ha asesorado tanto a la industria de la leche de fórmula como al gobierno estadounidense en materia de nutrición infantil, responde a estas preguntas y aconseja a los padres que afrontan dificultades para conseguir un suministro adecuado de leche de fórmula infantil.
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¿Por qué hay escasez de leche de fórmula ahora?
En realidad, hay dos factores que han provocado la actual escasez. En primer lugar, tenemos el problema de la cadena de suministro, que ha afectado a todo tipo de productos desde el inicio de la pandemia. Se calmó un poco, pero a principios de 2022 se agravó.
Luego, en febrero, una importante planta de fabricación de fórmulas para bebés en Estados Unidos se vino abajo. La Food and Drug Administration (Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, o FDA) cerró la fábrica de Abbott Nutrition en el estado de Michigan. El cierre se produjo después de que Abbott retirara del mercado varias marcas de leche de fórmula, incluidas las fórmulas rutinarias a base de leche de vaca Similac, como Similac Advance, y varias fórmulas especiales para bebés alérgicos, como Similac Alimentum y Similac EleCare.
El cierre de la fábrica tuvo que hacerse en medio de una investigación sobre infecciones bacterianas en relación con la fórmula en polvo producida en la planta, y la muerte de al menos dos bebés. El problema es que no hay mucha redundancia en la producción de fórmulas infantiles en Estados Unidos. En otras palabras, no hay suficientes fábricas para suplir la falta de producción cuando una falla. La planta de Michigan es la mayor productora del país, por lo que, cuando se produce una avería, se añade tensión a todo el sistema de distribución de leche de fórmula, especialmente en el caso de ciertas fórmulas para bebés con enfermedades alérgicas y trastornos metabólicos de alto riesgo.
En las últimas dos semanas la escasez ha empeorado. No puedo decir con seguridad por qué ha ocurrido esto, pero sospecho que se ha producido un acaparamiento debido a la ansiedad de los padres. Las tiendas pueden limitar la cantidad de leche de fórmula que se puede comprar, pero eso no impide que la gente vaya a comprar más por Internet.
Además, la escasez ha recibido una amplia publicidad en los periódicos, en la televisión y en los discursos políticos. Toda esa publicidad alimenta la sensación pública de que el sistema está fallando, provocando más compras de pánico y acaparamiento.
¿A quién afecta la escasez?
La mayoría de los padres alimentan a sus hijos con leche de fórmula en algún momento para satisfacer sus necesidades nutricionales, especialmente los bebés más grandes. Al nacer y en los días inmediatamente posteriores, alrededor del 80% de los bebés en EEUU reciben toda su nutrición a través de la leche materna. Pero a los 6 meses, la mayoría de los bebés reciben al menos algo de leche artificial. La proporción de bebés de un año que reciben leche artificial es aún mayor. Esto es en gran parte el resultado de la dinámica y las presiones sociales: las madres vuelven a trabajar después de dar a luz, pero no reciben suficiente apoyo para producir y almacenar cantidades suficientes de leche materna.
Pero la escasez afectará a algunos padres más que a otros. No es de extrañar que los padres más afectados sean los que tienen los ingresos más bajos. En Estados Unidos el programa federal de alimentación para mujeres, bebés y niños más pobres, llamado WIC, proporciona leche de fórmula a la mayoría de los bebés de las familias con bajos ingresos. Pero los costes han subido y la leche de fórmula se ha vuelto más escasa.
Algunas familias tienen que conducir dos horas para encontrar tiendas que vendan leche de fórmula. Evidentemente, eso será más difícil para las familias más pobres, ya que hay costes de por medio. Del mismo modo, los padres más acomodados pueden comprar fórmulas más caras, de las llamadas marcas de élite.
Otro aspecto a tener en cuenta es que la escasez afecta tanto a la leche de fórmula normal como a las versiones especializadas. La fórmula normal o estándar es el tipo con el que la mayoría de las familias están familiarizadas, y alrededor del 95% de los bebés alimentados con fórmula en EEUU reciben el tipo estándar. La fórmula especializada es para los bebés con necesidades inusuales, debido a alergias, intestinos dañados o necesidades nutricionales especiales. Antes de que la fábrica de Michigan cerrara, fabricaba la mayor parte de la fórmula infantil especializada que se utiliza en EEUU, por lo que es una crisis absoluta para las familias que necesitan ese tipo de fórmula.
¿Cuáles son las posibles consecuencias de la escasez?
En los primeros seis meses, los bebés sólo deben tomar leche materna o de fórmula; cualquier otra cosa que se les dé será nutricionalmente incompleta. Por tanto, existe el riesgo de que la escasez suponga que los bebés no reciban la nutrición que necesitan para desarrollarse. Esto podría provocar una serie de problemas de salud que afectarían a su crecimiento físico y a su desarrollo cerebral.
Además, existe la preocupación de que los padres utilicen alternativas poco seguras, como diluir la leche de fórmula de su bebé. Se sabe que hay personas que intentan fabricar la suya propia mezclando leche en polvo o leche vegana con vitaminas. Estas alternativas no sólo no son completas desde el punto de vista nutricional, sino que pueden no ser del todo estériles.
Después de los seis meses, las cosas mejoran un poco cuando el bebé puede empezar a comer alimentos sólidos. Pero incluso entonces, la fórmula o la leche materna siguen siendo la principal fuente de nutrición. Por tanto, puede seguir existiendo el riesgo de que se produzcan carencias nutricionales, como las de hierro.
¿Existen alternativas viables?
A partir de los seis meses de edad, y durante periodos de tiempo razonablemente cortos, los padres pueden alimentar a los bebés con leche de vaca entera y buscar suplementos de hierro.
No es lo ideal, y sólo se aplica a los bebés mayores. Para los menores de seis meses, la leche de vaca es un verdadero problema. No tiene la mezcla de proteínas adecuada para los bebés y casi no tiene hierro, lo que supone un riesgo de anemia para los bebés más pequeños. La leche de vaca también tiene un desequilibrio de minerales, especialmente para los bebés más pequeños.
Entonces, ¿qué orientación hay para los padres con bajos ingresos?
Es un reto y no puedo dar una respuesta mágica. Pero los bancos de alimentos y el programa WIC han sido un salvavidas crucial. El programa WIC, en particular, ha demostrado ser muy flexible durante esta escasez. Cuando Abbott tuvo que retirar productos y luego no pudo proporcionar suficientes fórmulas no retiradas en los estados en los que era el proveedor de WIC, WIC fue capaz de cambiar de proveedor y reprogramar las tarjetas EBT para permitir a los padres de bajos ingresos comprar diferentes marcas.
¿Qué se puede hacer para evitar que esta situación se repita?
En primer lugar, tenemos que ayudar a las familias a recuperar la confianza en el sistema de producción y suministro de leche artificial. Esto evitará problemas como el acaparamiento o la elaboración de fórmulas caseras.
A continuación, debemos estudiar cómo garantizar que la caída de una planta no afecte a todo el sistema. El gobierno federal no puede hacer acopio de leche de fórmula de la misma manera que podría hacer acopio de petróleo, ya que la leche de fórmula tiene una vida útil. Pero la diversificación de la producción de preparados para lactantes es una posibilidad. Esto supondría asegurarse de que varias fábricas y empresas producen las fórmulas que este país necesita. Esto no significa necesariamente un aumento de los costes, ya que la competencia podría hacer bajar los precios.
Creo que EEUU también tiene que analizar el sistema de apoyo a la lactancia materna del país. No me malinterpreten, algunos padres siempre necesitarán leche artificial. Pero aquellos que quieren amamantar – se necesita hacer todo lo posible para apoyarlos. Eso incluye mejores políticas de licencia familiar, y ayuda para las madres de bajos ingresos que quieren bombear y almacenar la leche mientras trabajan.
Este artículo fue traducido por Univision.
Steven A. Abrams ha recibido fondos de Perrigo Nutrition para investigación en materia de la seguridad alimentaria en Austin, Texas, durante la pandemia COVID. Ha hecho presentaciones pagadas sobre la fisiología de la nutrición, para la unidad educativa de Abbott Nutrition, o ANHI.